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jul 07
#20: Crónica desde el Campo Base
Publicado a las 15:26
Nos han enviado una nueva crónica desde el G2, aquí está con un resumen de lo vivido en el Gasherbrum 2.
Campo Base G-II
6 de julio de 2012
Primera semana en el G-II.
Una vez concluida la última etapa de la espectacular y deslumbrante marcha de aproximación a través del corazón del Karakorum, que nos permite contemplar la expresión más salvaje, poderosa y sobrecogedora de la Montaña, conseguimos alcanzar a primera hora de la mañana del 29 de junio, el Campo Base del G-II a 5.086 m, objetivo de ésta primera fase de la expedición y lugar que será nuestra residencia durante los próximos 35 días…
En un frenético vaivén de porteadores, mulas y demás personal técnico, se van organizando las cargas, bidones, petates de material, combustible y multitud de enseres necesarios para convertir este inhóspito paraje en un hogar confortable.
Vamos, vamos!!!
Al día siguiente, último de junio, comenzamos a recabar información sobre el estado del glaciar, aproximación hasta el Campo 1 (6.000 m) y la previsión de la meteo con miembros de otras expediciones que ya se encuentran aquí. Todos coinciden en que el glaciar está muy fracturado y presenta muchas grietas, lo que supone más horas de marcha y mayor riesgo hasta el Campo 1. Decidimos preparar un primer porteo de material para el día siguiente, y en caso de encontrar más dificultades que nos impidan superar los casi 1.000 m de desnivel, dejaríamos el material en un depósito intermedio.
1 de julio, comenzamos.
A horas intempestivas, como siempre en estos casos, iniciamos la cuestionada marcha, desplazándonos con energía entre grandes bloques de hielo, incógnitas e incertidumbres. Cómo se verá el trayecto cuando amanezca?. Tardaremos 11 horas como nos han comentado? Llegaremos al Campo 1?...
Las primeras luces del día, además de descubrirnos un paisaje estremecedor y brutal de la Montaña en su más pura esencia, nos enseñan cómo transcurre el resto del camino: un caos de seracs, bloques de hielo y grietas amenazadoras se alternan por la serpenteante huella que se dibuja hacia arriba, hacia el Campo 1.
Excitados y motivados por el panorama, las buenas sensaciones que tenemos y el horario que hasta el momento hemos realizado -por debajo de la media-, decidimos continuar. Se suceden más tramos de cuerdas fijas, resaltes y más y más grietas, aún así vamos restando metros al camino que nos precede. En una de estas grietas, la más grande hasta el momento, es necesario asegurarnos con cuerdas para realizar el “salto de gracia” que nos coloca al otro lado de sus feroces fauces. Cuando le toca el turno Bassir, al porteador de altura de Ferrán, ocurre lo que no debe de ocurrir nunca en estos casos: el salto es demasiado corto, no llega con seguridad al otro lado de la grieta y se precipita al frio vacio ante nuestra atónita e incrédula mirada…
Menos mal que para eso están las cuerdas y demás artilugios, que detienen al compañero en su vertiginosa caída y nos permite en una coordinada “todos a una y p´afuera” sacar a Bassir del agujero. Gritos de alegría, abrazos y 200 pulsaciones ponen un final feliz a este pequeño incidente, tras el cual continuamos nuestra aproximación. Cuando llevamos unas 6 horas y alcanzados los 5.800 m de altura, creemos que la opción más conveniente es la de realizar un depósito y comenzar el descenso, pues el calor comienza a ser intenso y el camino de regreso puede ser mucho más peligroso con altas temperaturas. Dicho y hecho: unas 3 horas más tarde llegamos al Campo Base, acalorados, cansados pero muy contentos, pues ya conocemos de primera mano lo que nos escondía este misterioso trayecto.
2 de julio, no pares, sigue, sigue…
Después del porteo de ayer, y tras una merecida comida, concluimos que lo más adecuado, teniendo en cuenta el buen tiempo que se ha instalado en esta zona del Karakorum, era volver a recoger el depósito, continuar hasta el Campo 1 y dormir allí, para ir facilitando la aclimatación. Así que de nuevo, a la misma hora, nos pusimos en marcha con la intención de cumplir el objetivo. El camino, ya sin sorpresas, lo vamos recorriendo con más tranquilidad y en el tiempo previsto alcanzamos el depósito. Repartimos la carga entre todos y continuamos hasta llegar al Campo 1, situado en un emplazamiento privilegiado, a los pies del G-II y del G-I y rodeado de los demás Gasherbrums del grupo. Ferrán, que el día anterior continuó hasta este Campo junto con Bassir, sale a nuestro encuentro y entre bromas y fotos nos ayuda a instalarnos.
3 de julio, más arriba…
Como la cosa no está para perder el buen tiempo, concretamos que saldríamos muy temprano con dirección al Campo 2, situado a 6.480 m, porteando lo necesario para instalar el Campo y regresar al Campo 1 a dormir. Pero a veces hay que cambiar la estrategia e improvisar… A la hora de levantarnos, no me encontré bien, por lo que decidí quedarme en el Campo 1 a ver que pasaba. Los demás compañeros continuaron con el plan previsto y se encaminaron al Campo 2. Pasadas unas horas de reconfortante sueño, y después de un tranquilo desayuno, decidí encaminarme en dirección al Campo 2 y encontrarme con mis compañeros en su descenso y regresar juntos al Campo 1. Las horas iban pasando y cada vez me encontraba más cerca del Campo 2, pero ni rastro de los colegas. Supuse que estarían haciendo tiempo en el Campo 2 para la aclimatación. Y así fue, al remontar el último tramo de cuerda fija me encontré con ellos, que estaban junto a Ferrán y un par de escaladores españoles de otra expedición charlando tranquilamente el el Campo 2. Sorpresa y alegría por ambas partes del inesperado encuentro, pues pensaban que había permanecido descansando en el Campo 1. Después de contarnos las anécdotas y experiencias vividas en éstas últimas horas, tomamos otra “divertida” decisión: nos quedamos a dormir en este Campo 2 para aclimatar y aprovechar nuestra situación; solo hay un pequeño contratiempo, no tenemos comida ni sacos de dormir…, pero la solidaridad y compañerismo de los allí presentes consigue que compartamos gas, comida, ropa y sacos para que pasemos una noche “muy especial”…
4 de julio, bajando…
Después de cumplir el objetivo de montar el Campo 2 y dormir a 6.480 m, iniciamos el descenso al Campo 1, donde nos espera una plácida jornada de descanso y relax. La bajada, aunque vertiginosa en la Arista de la Banana, se realiza sin contratiempos y en un tiempo muy aceptable, posiblemente por la necesidad imperativa de llegar y desayunar…
El resto del día lo dedicamos a hidratarnos, comer y descansar, además de hacer fotos y contemplar el paisaje que nos rodea. Son momentos de reflexión, de tranquilidad, de mirar las cosas desde otra perspectiva, momentos de silencio y de calma en los que cada uno de nosotros se “monta su película personal”…
5 de julio, para el Base…
Otra noche a 6.000 m pone punto y final a esta primera incursión en el G-II, por lo que a primera hora de la mañana ponemos rumbo al Campo Base, que nos espera 4 horas más tarde y casi 1.000 m más abajo. De nuevo nos enfrentamos al temible glaciar, aunque ya nos hemos familiarizado con sus trampas, no podemos bajar la guardia. Por fin llegamos a nuestro deseado destino, cansados y contentos, muy contentos otra vez; hemos conseguido abastecer los dos Campos y hemos dormido a determinadas alturas que nos ayudan a una buena aclimatación, y todo en un tiempo record.
6 de julio, descanso…
Como prometía la meteo, el día amanece gris y los primeros copos de nieve comienzan a caer tímidamente a media mañana. Aún así, dedicamos el día a labores personales de primera necesidad: ducha, afeitado y lavado de ropa. También, ya avanzado el día, contrastamos nuevas informaciones de la meteo con compañeros de otras expediciones que disponen también de sus respectivos boletines. La cosa no está muy clara, pero parece que durante los próximos días existirán ligeras precipitaciones en forma de nieve y vientos de considerable velocidad, que van a hacer muy complicado cualquier intento de ataque a la cumbre.
7 de julio, San Fermín…
Se mantiene la previsión, nieve y viento. A mediodía recibimos nuevos boletines con información más concreta y actualizada: se espera buen tiempo y viento muy suave para el día 11 y 12. Rápidamente todos empezamos a realizar los preparativos, comentamos con otros compañeros que también están expectantes sobre que intenciones tienen; también tenemos noticias de otras expediciones que se quedaron en los Campos 1, 2 y 3 esperando la oportunidad de ataque, que no ha sido posible y comienzan el descenso al Campo Base.
Nuestros planes son iniciar el camino al Campo 1 esta misma noche, es decir, a las 2:00 del 8 de julio. Dormir en el Campo 1. Salir para el Campo 2 el día 9 y dormir en él. Continuar hasta el Campo 3 y montarlo el día 10. Si estamos en buenas condiciones y el tiempo se mantiene como promete la previsión, la madrugada del día 11 iniciaríamos el ataque a la cumbre.
Esto en principio en la idea, pero puede haber cambios y variaciones. En cuanto tengamos más noticias, os iremos informando.
Un fuerte abrazo de todos nosotros.
Jose E. Carboné
Izcagua al G-II
Campo Base G-II
6 de julio de 2012
Primera semana en el G-II.
Una vez concluida la última etapa de la espectacular y deslumbrante marcha de aproximación a través del corazón del Karakorum, que nos permite contemplar la expresión más salvaje, poderosa y sobrecogedora de la Montaña, conseguimos alcanzar a primera hora de la mañana del 29 de junio, el Campo Base del G-II a 5.086 m, objetivo de ésta primera fase de la expedición y lugar que será nuestra residencia durante los próximos 35 días…
En un frenético vaivén de porteadores, mulas y demás personal técnico, se van organizando las cargas, bidones, petates de material, combustible y multitud de enseres necesarios para convertir este inhóspito paraje en un hogar confortable.
Vamos, vamos!!!
Al día siguiente, último de junio, comenzamos a recabar información sobre el estado del glaciar, aproximación hasta el Campo 1 (6.000 m) y la previsión de la meteo con miembros de otras expediciones que ya se encuentran aquí. Todos coinciden en que el glaciar está muy fracturado y presenta muchas grietas, lo que supone más horas de marcha y mayor riesgo hasta el Campo 1. Decidimos preparar un primer porteo de material para el día siguiente, y en caso de encontrar más dificultades que nos impidan superar los casi 1.000 m de desnivel, dejaríamos el material en un depósito intermedio.
1 de julio, comenzamos.
A horas intempestivas, como siempre en estos casos, iniciamos la cuestionada marcha, desplazándonos con energía entre grandes bloques de hielo, incógnitas e incertidumbres. Cómo se verá el trayecto cuando amanezca?. Tardaremos 11 horas como nos han comentado? Llegaremos al Campo 1?...
Las primeras luces del día, además de descubrirnos un paisaje estremecedor y brutal de la Montaña en su más pura esencia, nos enseñan cómo transcurre el resto del camino: un caos de seracs, bloques de hielo y grietas amenazadoras se alternan por la serpenteante huella que se dibuja hacia arriba, hacia el Campo 1.
Excitados y motivados por el panorama, las buenas sensaciones que tenemos y el horario que hasta el momento hemos realizado -por debajo de la media-, decidimos continuar. Se suceden más tramos de cuerdas fijas, resaltes y más y más grietas, aún así vamos restando metros al camino que nos precede. En una de estas grietas, la más grande hasta el momento, es necesario asegurarnos con cuerdas para realizar el “salto de gracia” que nos coloca al otro lado de sus feroces fauces. Cuando le toca el turno Bassir, al porteador de altura de Ferrán, ocurre lo que no debe de ocurrir nunca en estos casos: el salto es demasiado corto, no llega con seguridad al otro lado de la grieta y se precipita al frio vacio ante nuestra atónita e incrédula mirada…
Menos mal que para eso están las cuerdas y demás artilugios, que detienen al compañero en su vertiginosa caída y nos permite en una coordinada “todos a una y p´afuera” sacar a Bassir del agujero. Gritos de alegría, abrazos y 200 pulsaciones ponen un final feliz a este pequeño incidente, tras el cual continuamos nuestra aproximación. Cuando llevamos unas 6 horas y alcanzados los 5.800 m de altura, creemos que la opción más conveniente es la de realizar un depósito y comenzar el descenso, pues el calor comienza a ser intenso y el camino de regreso puede ser mucho más peligroso con altas temperaturas. Dicho y hecho: unas 3 horas más tarde llegamos al Campo Base, acalorados, cansados pero muy contentos, pues ya conocemos de primera mano lo que nos escondía este misterioso trayecto.
2 de julio, no pares, sigue, sigue…
Después del porteo de ayer, y tras una merecida comida, concluimos que lo más adecuado, teniendo en cuenta el buen tiempo que se ha instalado en esta zona del Karakorum, era volver a recoger el depósito, continuar hasta el Campo 1 y dormir allí, para ir facilitando la aclimatación. Así que de nuevo, a la misma hora, nos pusimos en marcha con la intención de cumplir el objetivo. El camino, ya sin sorpresas, lo vamos recorriendo con más tranquilidad y en el tiempo previsto alcanzamos el depósito. Repartimos la carga entre todos y continuamos hasta llegar al Campo 1, situado en un emplazamiento privilegiado, a los pies del G-II y del G-I y rodeado de los demás Gasherbrums del grupo. Ferrán, que el día anterior continuó hasta este Campo junto con Bassir, sale a nuestro encuentro y entre bromas y fotos nos ayuda a instalarnos.
3 de julio, más arriba…
Como la cosa no está para perder el buen tiempo, concretamos que saldríamos muy temprano con dirección al Campo 2, situado a 6.480 m, porteando lo necesario para instalar el Campo y regresar al Campo 1 a dormir. Pero a veces hay que cambiar la estrategia e improvisar… A la hora de levantarnos, no me encontré bien, por lo que decidí quedarme en el Campo 1 a ver que pasaba. Los demás compañeros continuaron con el plan previsto y se encaminaron al Campo 2. Pasadas unas horas de reconfortante sueño, y después de un tranquilo desayuno, decidí encaminarme en dirección al Campo 2 y encontrarme con mis compañeros en su descenso y regresar juntos al Campo 1. Las horas iban pasando y cada vez me encontraba más cerca del Campo 2, pero ni rastro de los colegas. Supuse que estarían haciendo tiempo en el Campo 2 para la aclimatación. Y así fue, al remontar el último tramo de cuerda fija me encontré con ellos, que estaban junto a Ferrán y un par de escaladores españoles de otra expedición charlando tranquilamente el el Campo 2. Sorpresa y alegría por ambas partes del inesperado encuentro, pues pensaban que había permanecido descansando en el Campo 1. Después de contarnos las anécdotas y experiencias vividas en éstas últimas horas, tomamos otra “divertida” decisión: nos quedamos a dormir en este Campo 2 para aclimatar y aprovechar nuestra situación; solo hay un pequeño contratiempo, no tenemos comida ni sacos de dormir…, pero la solidaridad y compañerismo de los allí presentes consigue que compartamos gas, comida, ropa y sacos para que pasemos una noche “muy especial”…
4 de julio, bajando…
Después de cumplir el objetivo de montar el Campo 2 y dormir a 6.480 m, iniciamos el descenso al Campo 1, donde nos espera una plácida jornada de descanso y relax. La bajada, aunque vertiginosa en la Arista de la Banana, se realiza sin contratiempos y en un tiempo muy aceptable, posiblemente por la necesidad imperativa de llegar y desayunar…
El resto del día lo dedicamos a hidratarnos, comer y descansar, además de hacer fotos y contemplar el paisaje que nos rodea. Son momentos de reflexión, de tranquilidad, de mirar las cosas desde otra perspectiva, momentos de silencio y de calma en los que cada uno de nosotros se “monta su película personal”…
5 de julio, para el Base…
Otra noche a 6.000 m pone punto y final a esta primera incursión en el G-II, por lo que a primera hora de la mañana ponemos rumbo al Campo Base, que nos espera 4 horas más tarde y casi 1.000 m más abajo. De nuevo nos enfrentamos al temible glaciar, aunque ya nos hemos familiarizado con sus trampas, no podemos bajar la guardia. Por fin llegamos a nuestro deseado destino, cansados y contentos, muy contentos otra vez; hemos conseguido abastecer los dos Campos y hemos dormido a determinadas alturas que nos ayudan a una buena aclimatación, y todo en un tiempo record.
6 de julio, descanso…
Como prometía la meteo, el día amanece gris y los primeros copos de nieve comienzan a caer tímidamente a media mañana. Aún así, dedicamos el día a labores personales de primera necesidad: ducha, afeitado y lavado de ropa. También, ya avanzado el día, contrastamos nuevas informaciones de la meteo con compañeros de otras expediciones que disponen también de sus respectivos boletines. La cosa no está muy clara, pero parece que durante los próximos días existirán ligeras precipitaciones en forma de nieve y vientos de considerable velocidad, que van a hacer muy complicado cualquier intento de ataque a la cumbre.
7 de julio, San Fermín…
Se mantiene la previsión, nieve y viento. A mediodía recibimos nuevos boletines con información más concreta y actualizada: se espera buen tiempo y viento muy suave para el día 11 y 12. Rápidamente todos empezamos a realizar los preparativos, comentamos con otros compañeros que también están expectantes sobre que intenciones tienen; también tenemos noticias de otras expediciones que se quedaron en los Campos 1, 2 y 3 esperando la oportunidad de ataque, que no ha sido posible y comienzan el descenso al Campo Base.
Nuestros planes son iniciar el camino al Campo 1 esta misma noche, es decir, a las 2:00 del 8 de julio. Dormir en el Campo 1. Salir para el Campo 2 el día 9 y dormir en él. Continuar hasta el Campo 3 y montarlo el día 10. Si estamos en buenas condiciones y el tiempo se mantiene como promete la previsión, la madrugada del día 11 iniciaríamos el ataque a la cumbre.
Esto en principio en la idea, pero puede haber cambios y variaciones. En cuanto tengamos más noticias, os iremos informando.
Un fuerte abrazo de todos nosotros.
Jose E. Carboné
Izcagua al G-II
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