EXPEDICION DHAULAGIRI 2013
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may 20
#41: Crónica Juanjo Garra
Publicado a las 11:43
Plumas, lentillas y previsión meteorológica
Llevamos unos días distraídos con las previsiones meteorológicas. Años atrás, cuando nadie nos anunciaba vía satélite si nevaría, haría solo o un vendaval de narices en altura, decidíamos atacar la cima de una montaña por sensaciones y emociones colectivas. Bien es cierto que así nos iba!
Ahora, las previsiones nos vuelven locos. En un lugar tan peculiar como el Himalaya, cambian a menudo y no es fácil hacer de la predicción una ciencia exacta (si en un clima y entorno más controlado como es el de casa, ya dan ciertos errores …), se así que cada vez que recibimos una comunicación de meteo, la analizamos punto por punto. Como no tenemos suficiente, después la vamos a comparar con la predicción de la expedición polaca para intentar hacer de las dos una buena (o éste se el convencimiento de que tenemos) para determinar el definitivo ataque a cima.
Sin pretender, nuestra expedición ha convertido en el eje del resto de grupos del campo base. Nos sentimos observados y somos la referencia al tiempo de tomar las decisiones. Teníamos previsto el ataque a la cima del 16 al 19 de mayo, pero dos cosas nos hicieron echar atrás la decisión, por un lado la lógica observación de las fumarolas de nieve que provocaban las Rufes de viento en altura, y un sms de última hora de la tarde del 15 en que nos decían que la supuesta bonanza climatológica se quedaba descansando en algún valle cercana.
Reunión de última hora por la noche con Indios y Japoneses y quedaba aplazada la salida. El sherpa de la expedición japonesa tenía el encargo de comunicarlo a los polacos, su campo base está cerca. No sabemos por qué razón esta contraorden no se hizo efectiva.
A las tres de la madrugada del día 16, escuchamos entre sueños, como los polacos fuera de la tienda están intentando despertarnos. Es evidente que el encargo no llegó. Al instante estábamos todos reunidos en medio del glaciar, algún bostezo, cielo estrellado, frío a raudales y unos más vestidos que otros para la ocasión! Una vez escuchada nuestra versión para la que hemos decidido aplazar el ataque, los polacos entre dudas y alguna discusión, deciden volver a su campo base.
Son casi ¾ de 4 de la madrugada, rápidamente, entro en mi tienda, tengo el frío en los huesos, me lanzo directamente encima del saco, primero los pies y piernas dentro, luego el tronco superior. Cuando un fuerte impulso desde dentro con el codo acompaño la parte de arriba del saco para cerrar la cremallera, descubro que algo desagradable ha sucedido. Tengo introducido codo y antebrazo dentro del alma del saco de dormir, la boca llena de plumas y estoy toser. No me puede estar pasando esto ahora! Con mucho tacto busco el frontal, efectivamente hay rota la parte interior del saco, unos 30 cm, toda la tienda es una fiesta de la pluma ingrávida. Si esto no es poco, con la cara hecha un plumero, he dado por perdida una lentilla. Sin moverme mucho para evitar un mayor dispersión, aunque bizco, busco cómo puedo el esparadrapo del botiquín para cerrar la fuga, hace mucho frío y éste se ha declarado en rebeldía: no pega! Salgo del saco como puedo, corro la cremallera y me tapo con todo lo que tengo y me tumbo encima a esperar las primeras luces del día.
Poder habrá que hacer la inversión en otro saco de dormir. A éste le tengo mucho cariño. Un aprecio especial. Se parte de mi vida alpinística. Me hace cierto pudor reconocer que lo tengo desde el año 1991, estrenado en la expedición del Broad Peak que hicimos con Araceli Segarra. Ahora, ya hace años lo llevo sólo los campos bases. A pesar de mi insistencia y la buena voluntad de mi madre de meterle parches, veo que no ha sido suficiente!
Juanjo Garra
Llevamos unos días distraídos con las previsiones meteorológicas. Años atrás, cuando nadie nos anunciaba vía satélite si nevaría, haría solo o un vendaval de narices en altura, decidíamos atacar la cima de una montaña por sensaciones y emociones colectivas. Bien es cierto que así nos iba!
Ahora, las previsiones nos vuelven locos. En un lugar tan peculiar como el Himalaya, cambian a menudo y no es fácil hacer de la predicción una ciencia exacta (si en un clima y entorno más controlado como es el de casa, ya dan ciertos errores …), se así que cada vez que recibimos una comunicación de meteo, la analizamos punto por punto. Como no tenemos suficiente, después la vamos a comparar con la predicción de la expedición polaca para intentar hacer de las dos una buena (o éste se el convencimiento de que tenemos) para determinar el definitivo ataque a cima.
Sin pretender, nuestra expedición ha convertido en el eje del resto de grupos del campo base. Nos sentimos observados y somos la referencia al tiempo de tomar las decisiones. Teníamos previsto el ataque a la cima del 16 al 19 de mayo, pero dos cosas nos hicieron echar atrás la decisión, por un lado la lógica observación de las fumarolas de nieve que provocaban las Rufes de viento en altura, y un sms de última hora de la tarde del 15 en que nos decían que la supuesta bonanza climatológica se quedaba descansando en algún valle cercana.
Reunión de última hora por la noche con Indios y Japoneses y quedaba aplazada la salida. El sherpa de la expedición japonesa tenía el encargo de comunicarlo a los polacos, su campo base está cerca. No sabemos por qué razón esta contraorden no se hizo efectiva.
A las tres de la madrugada del día 16, escuchamos entre sueños, como los polacos fuera de la tienda están intentando despertarnos. Es evidente que el encargo no llegó. Al instante estábamos todos reunidos en medio del glaciar, algún bostezo, cielo estrellado, frío a raudales y unos más vestidos que otros para la ocasión! Una vez escuchada nuestra versión para la que hemos decidido aplazar el ataque, los polacos entre dudas y alguna discusión, deciden volver a su campo base.
Son casi ¾ de 4 de la madrugada, rápidamente, entro en mi tienda, tengo el frío en los huesos, me lanzo directamente encima del saco, primero los pies y piernas dentro, luego el tronco superior. Cuando un fuerte impulso desde dentro con el codo acompaño la parte de arriba del saco para cerrar la cremallera, descubro que algo desagradable ha sucedido. Tengo introducido codo y antebrazo dentro del alma del saco de dormir, la boca llena de plumas y estoy toser. No me puede estar pasando esto ahora! Con mucho tacto busco el frontal, efectivamente hay rota la parte interior del saco, unos 30 cm, toda la tienda es una fiesta de la pluma ingrávida. Si esto no es poco, con la cara hecha un plumero, he dado por perdida una lentilla. Sin moverme mucho para evitar un mayor dispersión, aunque bizco, busco cómo puedo el esparadrapo del botiquín para cerrar la fuga, hace mucho frío y éste se ha declarado en rebeldía: no pega! Salgo del saco como puedo, corro la cremallera y me tapo con todo lo que tengo y me tumbo encima a esperar las primeras luces del día.
Poder habrá que hacer la inversión en otro saco de dormir. A éste le tengo mucho cariño. Un aprecio especial. Se parte de mi vida alpinística. Me hace cierto pudor reconocer que lo tengo desde el año 1991, estrenado en la expedición del Broad Peak que hicimos con Araceli Segarra. Ahora, ya hace años lo llevo sólo los campos bases. A pesar de mi insistencia y la buena voluntad de mi madre de meterle parches, veo que no ha sido suficiente!
Juanjo Garra
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